¡Oh Inmaculada Virgen Madre de Dios y Madre nuestra!
A Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo y amparo
maternal
de la ciudad y del mundo entero, confiamos
nuestros pueblos y naciones.
Te pedimos que nos enseñes a no ser sordos al grito de
los pobres,
a no mirar con indiferencia a los enfermos, los ancianos,
los niños solos y abandonados.
Haz que en nosotros resplandezca la verdad, que nuestras
obras sean un canto a la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la
pureza y la castidad,
que en nuestra vida se refleje el esplendor del
Evangelio.
¡Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios!
Papa Francisco
El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado.

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